viernes, 5 de junio de 2009

GUERRA DE INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS


Guerra de la Independencia estadounidense, conflicto bélico inmerso en un proceso revolucionario que desde 1775 hasta 1783 enfrentó a las trece colonias británicas de la costa atlántica de Norteamérica —que recibirían el apoyo de Francia y España— con Gran Bretaña; su desenlace supuso la independencia de esos territorios y la consiguiente creación de un nuevo país que se denominó Estados Unidos de América. Revolución americana es otro nombre con el que la historiografía ha designado a estos acontecimientos.


CAUSAS DE LA GUERRA: La finalización en 1763 de la guerra de los Siete Años, que en lo referido al escenario norteamericano es conocida como Guerra Francesa e India, acabó con la expulsión de Francia tanto del subcontinente norteamericano como de la India; y en ambos casos el poder francés fue sustituido por el británico. En consecuencia, Gran Bretaña pasó a ser la primera potencia en el hemisferio occidental y la máxima potencia en el mar, lo que hizo que aumentara el volumen de su comercio marítimo. El rey británico Jorge III, que había subido al trono en 1760, contribuyó a incrementar la presencia regia en las decisiones políticas, si bien el resultado de ello fue la inestabilidad y la falta de orientación en los asuntos nacionales, en un momento en el que se estaban fraguando las condiciones que provocaron el conflicto con sus colonias americanas.


1.- La Stamp Act
La guerra de los Siete Años puso de manifiesto a los mandatarios británicos la falta de cumplimiento por parte de los colonos norteamericanos tanto de las Actas de Navegación como de otras normas establecidas por la autoridad colonial. Durante el conflicto, los mercaderes coloniales continuaron haciendo negocios con el enemigo y comerciando mediante el contrabando, en tanto que las juntas coloniales se negaban repetidamente a proporcionar hombres y víveres a los mandos militares. La guerra dejó a Gran Bretaña con una deuda considerable y con la pesada responsabilidad de tener que administrar los territorios recién adquiridos. Creyendo que las Actas de Navegación serían estrictamente cumplidas y que los colonos, que pagaban muy pocos impuestos, serían obligados a costear una parte de los gastos de defensa del Imperio Británico, el Parlamento aprobó en marzo de 1765 la Stamp Act (Ley del Timbre), que obligaba al uso del papel sellado en todo tipo de documento público y despertó la oposición casi unánime de los colonos, quienes la consideraron una violación de sus derechos.


En los meses anteriores a noviembre de 1765, cuando la ley entró en vigor, estallaron varias revueltas en las ciudades portuarias norteamericanas organizadas por una sociedad secreta llamada Hijos de la Libertad, que impidió ejercer su oficio a los funcionarios designados por los británicos. Las juntas coloniales denunciaron la Ley del Timbre y pidieron al Parlamento que la derogara. Para reforzar su protesta formal, las colonias suspendieron la importación de mercancías británicas. En octubre de 1765, los delegados de nueve colonias se reunieron en Nueva York en el denominado Congreso de Stamp Act y solicitaron al Parlamento y al Rey que se preocupara de sus problemas. El Parlamento anuló la Stamp Act en marzo de 1766, debido a la crisis que el bloqueo colonial supuso para los comerciantes británicos.

2.- Townshend Acts (Leyes de Townshend)
La anulación de la Stamp Act dejó sin resolver los problemas financieros británicos. El Parlamento no había renunciado a establecer impuestos en las colonias y, en 1767, a instancias del ministro de Hacienda, Charles Townshend, se promulgaron un conjunto de leyes que gravaron el plomo, el vidrio, el té, la pintura y el papel que los colonos norteamericanos importaban de Gran Bretaña.


Los colonos volvieron a protestar enérgicamente. Los Hijos de la Libertad organizaron manifestaciones contra los oficiales de aduana recién nombrados, los comerciantes acordaron no consumir los productos británicos sobre los que recaían los nuevos impuestos y la oposición política fue canalizada a través de la junta colonial de Massachusetts.
Los primeros enfrentamientos armados tuvieron lugar en junio de 1768, cuando ciudadanos de Boston se amotinaron por la detención del navío Liberty; y en marzo de 1770, cuando tuvo lugar la denominada matanza de Boston, en la que tropas británicas acabaron con la vida de cinco colonos de esta ciudad.


Cediendo al bloqueo colonial, el nuevo primer ministro británico, Frederick North, revocó las Leyes de Townshend en 1770 aunque conservó el impuesto sobre el té para hacer prevalecer la autoridad del Parlamento sobre las colonias. Con el fin de salvar de la bancarrota a la Compañía Británica de las Indias Orientales, el Parlamento aprobó la Ley del Té en 1773, reduciendo el impuesto sobre el té enviado a Norteamérica. Sin embargo, los colonos se negaron a comprar té británico, por considerar la Ley del Té como otra violación de su derecho a no ser gravados por una institución política en la que no contaban con representantes propios. Los comerciantes coloniales temían también que la ley permitiera a la Compañía Británica de las Indias Orientales monopolizar el comercio del té. En Filadelfia y Nueva York los colonos no permitieron que los barcos británicos descargaran té. En la denominada fiesta del té de Boston, que tuvo lugar en diciembre de 1773, un grupo de ciudadanos de esta ciudad, muchos de ellos disfrazados de indios norteamericanos, arrojaron al mar los cargamentos británicos de té.

3.- Las Leyes Coercitivas
En represalia, el Parlamento aprobó en 1774 las Leyes Coercitivas —que los colonos llamaron Leyes Intolerables—, diseñadas para castigar a la colonia de Massachusetts y demostrar la soberanía de la metrópoli. Entre otras medidas, el puerto de Boston fue cerrado (por medio de la denominada Acta del Puerto de Boston), se alteró la balanza del poder del gobierno de la colonia en favor de la corona y se acordó que el personal británico que fuera acusado por delitos cometidos en Massachusetts sólo estuviera sujeto a la jurisdicción de los tribunales de la metrópoli. Para supervisar el cumplimiento estricto de este conjunto de leyes, el Parlamento eligió como gobernador de Massachusetts al teniente general Thomas Gage, jefe del Ejército británico en Norteamérica, lo que los colonos entendieron como una preocupante fusión de las autoridades civil y militar.


EL PRIMER CONGRESO CONTINENTAL: Las Leyes Coercitivas aseguraron a Massachusetts el apoyo de las demás colonias. La junta de Virginia convocó una reunión de representantes de las trece colonias para ejercer una acción conjunta contra la intrusión del poder parlamentario en los derechos coloniales. La reunión, conocida como primer Congreso Continental, tuvo lugar en Filadelfia en septiembre de 1774 y a ella asistieron representantes de las trece colonias excepto Georgia. En sus sesiones, en las que no se sugirió la independencia respecto de Gran Bretaña, sí se insistió en los derechos de las colonias, expuestos en una Declaración de Derechos y Agravios, enviada al rey Jorge III.

LEXINGTON Y CONCORD: El primer enfrentamiento armado de la guerra de la Independencia tuvo lugar en Massachusetts, donde las unidades británicas reunidas en Boston sumaban 3.500 hombres mientras que los colonos se habían organizado en milicias bajo la dirección de un Comité de Seguridad. En la noche del 18 al 19 de abril de 1775, Gage, siguiendo instrucciones del primer ministro británico, Frederick North, envió 700 hombres a capturar las municiones que se estaban reuniendo en la ciudad de Concord, movimiento que fue advertido y comunicado a las milicias por Paul Revere. Al amanecer del 19 de abril tuvo lugar el primer enfrentamiento bélico: la batalla de Lexington, donde resultaron muertos ocho colonos. Los británicos continuaron la marcha hacia Concord al mando del teniente coronel Francis Smith, pero hubieron de batirse en desordenada retirada a Boston tras el contraataque desplegado por las fuerzas insurgentes. Las milicias de más de 23 ciudades tomaron parte en esta operación, que supuso el alzamiento en armas de una amplia zona rural contra los británicos. La ofensiva de los colonos persiguió a los invasores hasta Boston. La ciudad estuvo bajo sitio desde el 20 de abril de 1775 hasta el 17 de marzo de 1776, momento de la evacuación británica.


LA INVASIÓN BRITÁNICA DEL NORTE: Washington sabía que la salida de Howe de Boston no suponía el final de los intentos británicos por someter a las colonias y adivinó que el siguiente contraataque tendría como punto clave la estratégica ciudad de Nueva York.
Mientras el Congreso Continental reunido en Filadelfia empezaba a considerar la posibilidad de declarar la independencia de las colonias respecto de Gran Bretaña, Washington afrontaba en Nueva York los preparativos para resistir la que consideraba segura invasión británica. El 29 de junio de 1776, el general Howe llegó a Sandy Hook (Nueva Jersey) con una flota comandada por su hermano, el almirante Richard Howe, que contaba con un importante contingente de mercenarios alemanes.


Mientras se preparaba la batalla, se generalizó el sentimiento independentista de las colonias. El 4 de julio de 1776, el Congreso Continental adoptó la Declaración de Independencia, en la que afirmaba que las colonias 'son y por derecho deben ser estados libres e independientes'. Desde ese momento, los norteamericanos no se consideraron súbditos británicos rebeldes, sino ciudadanos de una nación soberana que repelía la invasión de una potencia extranjera.

1.- Batallas alrededor de Nueva York

Washington había tomado posiciones en Long Island y en la isla de Manhattan esperando el movimiento de apertura de Howe, que llegó por fin en agosto de 1776, cuando tuvo lugar la batalla de Long Island. Dicho combate supuso la derrota de las tropas de Washington, que hubieron de iniciar la retirada. Tras unas pequeñas escaramuzas en Manhattan se libró el 28 de octubre la batalla de White Plains, donde las fuerzas de Howe tomaron los dos fuertes que Washington había construido para impedir que la flota británica surcara el río Hudson. Howe no persiguió a Washington, sino que se limitó a establecer varios puestos en Nueva Jersey y se quedó en sus cuarteles de invierno a la espera de que llegara la primavera, desaprovechando la ocasión de infligir una derrota completa a las tropas de aquél, que se retiraban a Pennsylvania.
2.- Trenton y Princeton La noche de Navidad, en medio de una cegadora tormenta, Washington cruzó con sus tropas el río Delaware y, atacando por sorpresa, derrotó el 26 de diciembre a los 1.200 hombres de Howe en Trenton, donde tomó a más de 900 prisioneros. El 3 de enero de 1777 atacó de nuevo, poniendo en fuga a tres regimientos británicos en la batalla de Princeton. Los británicos se retiraron a Nueva York, dejando al revitalizado ejército de Washington con el pleno control de Nueva Jersey.

LA CAMPAÑA DE 1777 Y 1778: La estrategia británica para la campaña de 1777 fue decidida por el secretario colonial George Sackville Germain, que planeaba poner fin a la rebelión antes de que acabara el año. Pensaba dividir las colonias en dos, separando Nueva Inglaterra, ya bloqueada por mar, de las colonias sureñas. Un ejército británico a las órdenes del general de división John Burgoyne desembarcaría en Canadá y avanzaría hacia el sur desde Montreal hasta Albany, en Nueva York. Otra fuerza de británicos e indios norteamericanos a las órdenes del coronel Barry Saint Leger avanzaría hacia el este desde el lago Ontario, atravesando el valle del Mohawk, para reunirse con las tropas de Burgoyne en Albany. Finalmente, Howe enviaría una fuerza desde Nueva York a través del valle del Hudson para unirse a las otras dos columnas en Albany.

1.- Saratoga
Al frente de 7.000 hombres, Burgoyne tomó el fuerte de Ticonderoga el 6 de julio, y antes del 29 ya había alcanzado la parte alta del río Hudson, donde esperó que llegaran suministros desde Canadá. Entretanto, envió una partida de mercenarios exploradores al este, pero fueron derrotados por las milicias de Vermont y New Hampshire en la batalla de Bennington. Este combate no sólo causó muchas bajas a Burgoyne sino que sirvió para fomentar los alistamientos en las milicias. Burgoyne marchó al sur en septiembre, pero sus tropas fueron derrotadas en dos batallas libradas cerca de Saratoga contra milicianos y tropas del Ejército Continental comandadas por el general Horatio Gates.

La toma de Filadelfia por Howe: Germain aprobó el plan de Burgoyne para que las tropas británicas atacaran Filadelfia con objeto de poner rápidamente fin a la guerra. El 25 de agosto desembarcó en la entrada de la bahía de Chesapeake y marchó hacia Filadelfia. Washington intentó en vano detenerlo en Brandywine Creek (Pennsylvania) y el 26 de septiembre Howe entraba en Filadelfia. Antes del avance de éste, el Congreso Continental huyó primero a York (Pennsylvania) y más tarde a Baltimore. El 4 de octubre Washington atacó a Howe en Germantown, al norte de Filadelfia, pero tras una dura lucha fue derrotado. Aun así, logró entrar en los cuarteles de invierno de Valley Forge. Pocos meses después se le unió el barón Friedrich Wilhelm von Steuben, el oficial prusiano que ayudó a convertir el Ejército Continental en una fuerza bélica profesional y que años después tomaría parte en la batalla de Monmouth y en el sitio de Yorktown.

La alianza francesa: El año 1777 marcó el momento crucial de la guerra en favor de la causa independentista. Francia, derrotada por Gran Bretaña en 1763, había apoyado en secreto a los colonos desde el comienzo de la guerra. La victoria de las milicias en Saratoga y la lucha sostenida por Washington en Germantown convencieron a los franceses de que los norteamericanos tenían ahora buenas posibilidades de ganar la guerra. En febrero de 1778, Francia reconoció la independencia de las colonias y firmó con la nueva nación un tratado de comercio y alianza que posibilitó la gran esperanza de Washington de contar con la armada francesa para dominar las costas norteamericanas. Una flota francesa comandada por el vicealmirante Charles Henri Jean-Baptiste d’Estaing, conde d’Estaing, zarpó hacia América en abril de 1778, por lo que el almirante Richard Howe y el teniente general Henry Clinton, que había sucedido al general William Howe al frente de las tropas británicas, decidieron evacuar inmediatamente Filadelfia. Clinton fue perseguido por Washington, quien le dio alcance y atacó en Monmouth el 28 de junio. Pero las tropas estadounidenses fueron derrotadas y hubieron de retirarse con cierto desorden y confusión.


La flota francesa del conde d’Estaing llegó a la desembocadura del río Delaware el 8 de julio, estableció contacto con el cuartel general de Washington y planeó el ataque a la inferior fuerza naval de Howe. Pero en el último momento decidió no arriesgar sus pesados navíos dada la poca profundidad del agua en los bajíos, por lo que pretendió expulsar a los británicos de Newport (Rhode Island), pero las hábiles tácticas del almirante Howe se lo impidieron. Más tarde, el conde d’Estaing se dirigió a Boston para reparar sus barcos, y el 4 de noviembre zarpó hacia las Indias Occidentales (Antillas).

EL CURSO VARIABLE DE LA GUERRA: Washington había logrado evitar que los británicos reconquistaran las colonias del norte desequilibrando sus tropas hasta que se organizara debidamente un Ejército Continental bien entrenado para apoyar a las milicias que, pese a su carácter de fuerzas irregulares, habían impedido a los británicos dominar gran parte del territorio. A mediados de 1779, los independentistas ya no luchaban solos contra los británicos. España se había unido a Francia por medio del denominado Convenio de Aranjuez, acordado en abril de ese año, y Gran Bretaña se enfrentaba a la perspectiva de una gran guerra europea, especialmente desde que el gobierno del rey español Carlos III declaró en junio formalmente la guerra a los británicos.


LA CAMPAÑA BRITÁNICA EN EL SUR: Los ministros de Jorge III, enfrentados a la rendición de Burgoyne en Saratoga en octubre de 1777, la posterior entrada de Francia en el conflicto y la creciente oposición parlamentaria establecieron una nueva estrategia. Las propuestas militares del gobierno concebían la conquista de las colonias del sur, empezando por Georgia, para progresar paulatinamente hacia el norte ampliando su base de operaciones, contando con el apoyo de los sureños. El 29 de diciembre de 1778 se puso en práctica la nueva estrategia cuando una expedición naval británica de 3.500 hombres zarpó de Nueva York y tomó Savannah, tras lo cual empezaron a controlar otros asentamientos de Georgia.


Más al oeste, una expedición independentista a las órdenes de George Rogers Clark tomó a principios de 1779 el fuerte británico de Vincennes. Este éxito asentó el poder de los insurgentes en toda la región septentrional del valle del Ohio. Ese mismo año, Washington envió al oeste de Nueva York un ejército a las órdenes del general John Sullivan para atacar a la confederación iroquesa, que, aliada con los británicos, hostigaba los asentamientos fronterizos de Nueva York y Pennsylvania. En julio, la toma por sorpresa del puesto británico de Stony Point a cargo del general Anthony Wayne fue seguida en agosto por la captura de una pequeña guarnición británica en Paulus Hook llevada a cabo por el comandante Henry Lee.


En el sur, el curso de la guerra no favorecía a los independentistas. El Congreso había enviado al capitán general Benjamin Lincoln a Charleston (Carolina del Sur) para unirse a las fuerzas francesas del conde d’Estaing en un asalto sobre Savannah que fue repelido por los británicos con graves pérdidas para los aliados. El ejército de Lincoln fue sitiado en Charleston por una fuerza británica dirigida por el general Clinton y, en mayo de 1780, fue obligado a rendirse. Clinton regresó a Nueva York, dejando al general de división Charles Mann Cornwallis, segundo mando de las fuerzas reales británicas en Norteamérica, la misión de completar la conquista de toda Carolina. Cornwallis expulsó a una fuerza independentista dirigida por Gates en la batalla de Camden (Carolina del Sur) el 16 de agosto, pero ésta se rehizo y las tropas británicas fueron aplastadas en la batalla de Kings Mountain, el 7 de octubre, y en Cowpens, el 17 de enero de 1781. Cornwallis se retiró entonces a Wilmington (Carolina del Norte) y desde allí se trasladó al norte, entrando en Virginia y fortificando su posición en Yorktown.


En el norte, Washington se había sentido muy animado con la llegada a Newport (Rhode Island) en julio de 1780 de las tropas francesas dirigidas por el general Jean Baptiste de Vimeur, conde de Rochambeau. Los británicos habían trasladado sus tropas de Newport con el fin de concentrar fuerzas para su campaña del sur. En septiembre, sin embargo, Washington supo de la traición del capitán general Benedict Arnold, quien había propuesto entregar la fortaleza clave de West Point a los británicos. Avisado del descubrimiento de su complot, Arnold se pasó al Ejército británico.

1.- Presiones para la paz
Durante dos años, Washington había estado trabajando para concluir la guerra de una manera definitiva. El servicio de inteligencia dirigido por Benjamin Franklin, ministro plenipotenciario de los insurgentes en Francia, le mantenía informado de los acontecimientos que ocurrían tanto en ese país como en Gran Bretaña. Como resultado de estos informes, Washington estaba convencido de que la opinión pública británica estaba definitivamente en contra de continuar la guerra. Otro desastre militar británico como el de Saratoga ejercería una presión irresistible sobre el rey Jorge III y sus ministros para que firmaran la paz y reconocieran la independencia de las colonias. Washington, que sabía también la imposibilidad de los ejércitos británicos de permanecer en el interior, pues siempre tenían que volver a la costa para proveerse de suministros, había esperado pacientemente poder atrapar a los británicos entre su infantería y la flota francesa en la costa.


En septiembre de 1779, las flotas y los soldados de Francia y España atacaron la fortaleza británica de Gibraltar, amenazando la estrategia y la economía británica en el Mediterráneo. Dado que Gibraltar sólo podía ser defendido y abastecido por mar, su defensa se convirtió en responsabilidad prioritaria de la Marina británica. Por otra parte, el ejército español dirigido por Bernardo de Gálvez vencía al general británico Campbell y reconquistaba en 1781 Florida.
El principio estratégico que los británicos defendían en la guerra mantenida con Francia era disponer de una flota muy superior y bloquear los dos principales puertos franceses de Brest, en el Atlántico, y Tolón, en el Mediterráneo. Siempre que una flota francesa salía al mar era perseguida sin tregua. Sin embargo, en 1781, la Marina británica no tenía suficientes barcos de guerra para bloquear los dos puertos franceses y abastecer al mismo tiempo la guarnición de Gibraltar. Ya en 1778 la flota francesa pudo salir de Tolón. En 1781, cuando Gibraltar estaba sometido a una presión especialmente fuerte, los británicos tuvieron que dejar también Brest sin vigilancia, por lo que veintinueve navíos franceses mandados por el almirante François Joseph Paul, conde de Grasse, zarparon de ese puerto el 22 de marzo, inicialmente con rumbo a las Indias Occidentales (Antillas), aunque en realidad tenían órdenes de desembarcar en la costa norteamericana en julio y agosto.

2.- Yorktown
El 14 de agosto, Washington fue informado de que el conde de Grasse estaba conduciendo a la flota francesa hacia la bahía de Chesapeake. Inmediatamente decidió atacar a Cornwallis en Yorktown (Virginia); con este fin las tropas de Washington y las del conde de Rochambeau marcharon hacia el sur, dejando una fuerza de contención para que vigilara a Clinton en Nueva York. La flota del conde de Grasse llegó a los promontorios de Chesapeake el 30 de agosto, expulsó a la flota británica dirigida por el almirante Thomas Graves y cercó al ejército de Cornwallis. Unos 16.000 soldados aliados, dirigidos por Washington, pusieron sitio a Yorktown. Cornwallis intentó varias veces romper sus líneas, pero el 19 de octubre de 1781 se vio obligado a capitular.

EL TRATADO DE PARÍS: Yorktown marcó el final de las hostilidades, y el 30 de noviembre de 1782 los representantes británicos y norteamericanos acordaron los artículos preliminares de la paz, aunque las negociaciones duraron hasta que el 3 de septiembre de 1783 se firmó el definitivo Tratado de París. Gran Bretaña reconoció la independencia de sus antiguas colonias, que adoptarían el nombre de Estados Unidos de América, y aceptó sus fronteras, limitando al oeste con el río Mississippi, al norte con Canadá (con derechos de pesca en Terranova) y al sur con Florida. El Tratado de París es denominado en ocasiones Tratado de Versalles, y es este último nombre el que sirve para referirse al conjunto de acuerdos concertados en dicha ciudad entre las diversas partes en conflicto con el objeto de poner punto y final a la guerra de la Independencia estadounidense.

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