Babilonia (del acadio Bāb-ilim o Babilu, ‘puerta de Dios’), una de las ciudades más importantes de la antigüedad, cuya localización está hoy en día marcada por una amplia zona de ruinas al este del río Éufrates, a 90 km al sur de Bagdad, en Irak. Babilonia fue la capital del Imperio babilónico durante los milenios II y I a.C. En la antigüedad, la ciudad se beneficiaba de su posición en la importante ruta comercial por vía terrestre que conectaba el golfo Pérsico y el Mediterráneo.
PRIMERA ÉPOCA
Aunque el emplazamiento estuvo ya ocupado durante la prehistoria, Babilonia se menciona por primera vez en documentos de finales del III milenio a.C. Hacia el 2200 a.C. se conoce como emplazamiento de un templo, y durante el siglo XXI a.C. estuvo sometida a la cercana ciudad de Ur. Babilonia se hizo una ciudad-estado independiente hacia el 1894 a.C., cuando el amorreo Sumu-Abum fundó allí una dinastía. Esta dinastía alcanzó su apogeo con Hammurabi. En el 1595 a.C. la ciudad fue capturada por los hititas, y poco después por los casitas (hacia 1590-1155 a.C.). Los casitas transformaron la ciudad-estado de Babilonia en la capital de Babilonia, región al sur de Mesopotamia. La ciudad era el centro administrativo de un gran reino. Después, probablemente en el siglo XII a.C., se convirtió también en centro religioso del reino, cuando su dios principal, Marduk, fue situado a la cabeza del panteón mesopotámico.
En el 1158, la dinastía casita cayó en manos de los elamitas del este, y Babilonia fue regida por distintas y breves dinastías hasta finales del siglo VIII a.C. cuando cayó bajo la influencia de Asiria. Senaquerib, desesperado por controlar las tribus locales, destruyó la ciudad en el 689 a.C.; su sucesor, Asaradón (que reinó entre el 681 y el 669 a.C.), la reconstruyó. En el 625 a.C., los caldeos, dirigidos por Nabopolasar, tomaron la ciudad.
LA CIUDAD NEOBABILONIA Y SU DECADENCIA
Nabopolasar fundó la dinastía neobabilonia, y su hijo Nabucodonosor II extendió el reino hasta Palestina y Siria. La capital de Babilonia fue renovada con los nuevos edificios del templo y del palacio, grandes murallas y puertas de fortificación y caminos procesionales pavimentados; fue la mayor ciudad del mundo conocido, abarcando más de 1.000 hectáreas.
El Imperio neobabilonio duró poco tiempo. En el 539 a.C., Ciro II el Grande capturó Babilonia y la incorporó al recién fundado Imperio persa. Con los persas, Babilonia funcionó durante un corto periodo como residencia oficial del príncipe de la corona, hasta que una revuelta local en el 482 llevó a Jerjes I a arrasar los templos y el zigurat, o torre del templo, y a derribar la estatua del dios patrono Marduk.
Alejandro Magno capturó la ciudad en el 330 a.C. y proyectó reconstruirla como capital de su gran imperio, pero murió antes de poder llevar a cabo sus planes. Después del 312 a.C., Babilonia fue utilizada temporalmente como capital de los Seléucidas, que se establecieron como sucesores de Alejandro. Cuando la nueva capital, Seleucia del Tigris, se fundó en el 311 a.C., la mayor parte de la población de Babilonia se trasladó allí. Durante cierto tiempo los templos siguieron utilizándose, pero la ciudad perdió su importancia y prácticamente había desaparecido antes del surgimiento del islam durante el siglo VII d.C.
La topografía de Babilonia se conoce mejor a partir de los niveles de ocupación de la dinastía neobabilonia, excavados por Robert Koldewey y otros arqueólogos alemanes antes de la I Guerra Mundial. En aquellas fechas, el Éufrates dividía la ciudad en dos partes desiguales: el barrio antiguo, con la mayoría de los palacios y templos en la orilla este, y la Ciudad Nueva en la orilla oeste. Cerca del centro de la ciudad, en lugar prominente, se encontraba el Esagil, templo de Marduk; al norte estaba la torre-templo de Etemenanki (el zigurat), edificio de siete plantas, popularmente relacionado con la Torre de Babel. En la esquina noroeste de la ciudad antigua se encontró un entramado de palacios y fortificaciones; los excavadores alemanes identificaron unas ruinas de esta zona con los cimientos de los jardines colgantes, una de las siete maravillas del mundo que Nabucodonosor II construyó para su esposa meda. Cerca estaba la Puerta de Istar, decorada con toros y dragones en ladrillo esmaltado. El principal camino procesional pasaba a través de esta puerta; era la ruta seguida por los líderes religiosos y políticos durante las ceremonias del festival del Año Nuevo. Otras nueve puertas importantes atravesaban las grandes murallas de fortificación interna de la ciudad, a partir de las cuáles surgían los caminos hacia los principales asentamientos de Babilonia.
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